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6 normas básicas para conquistar a la bella dama

Cada cual tiene sus técnicas de conquista. Unos apuestan por gritarte desde el andamio: “Eso es carne y no lo que echa mi madre al cocido”. Otros emiten ruidos particulares de apareamiento a tu paso, cual ciervo en época de berrea. Un tercer grupo utiliza la fórmula del “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?”, también en la original variante “¿Estudias o trabajas?”…

Seguro que a ti también te han dado ganas muchas veces de darte la vuelta y decirle: “Se ve que andas muy perdido en este terreno, te voy a dar unos consejitos”. Y es que por más que se empeñen en acusarnos de ser complicadas e inconformistas, se saltan normas básicas de aproximación, como las siguientes:

1. Higiene
Es la primera impresión que tendremos de ellos, a veces incluso antes de escuchar de su boca una sola palabra. Un perfume agradable mejora nuestra predisposición al diálogo, pero también el simple olor a jabón, a recién duchado.
Nota de interés (para ti, hombre): Aunque tú no te huelas, repetir camisa es un atentado contra quienes te rodean. El cerco oscurecido bajo tu axila o el endurecimiento del tejido por el sudor del día previo deberían servirte como pista.

2. Creídos no, gracias
Hay una edad en la que esto de que se hagan los interesantes e inaccesibles deja de resultar atractivo. Si te siguen poniendo esos chicos que pasan de ti, te tratan como a una más, tardan tres días en contestar a tus mensajes de Whatsapp y te dejan claro lo poco que te echan en falta, tal vez te falten años o un par de desengaños más.

3. A los ojos, por favor
Resulta muy difícil concentrarse en una conversación si su vista permanece clavada en algún punto de tu cuerpo diferente a la cara. Además de tener el convencimiento de que está escuchando un máximo de dos palabras de cada diez que pronuncias, es bastante difícil que su despiste le permita participar en un diálogo fluido.

4. Oculta el monotema
No hay nada más incómodo en un primer acercamiento que escuchar bromitas sexuales cada minuto y medio, muchas veces sin conexión coherente con la conversación. Con ello demuestra que tiene pocos planes más en su cabeza, que es el único tema del que le interesa hablar y que, fuera de ese objetivo, poco futuro te espera a su lado.

5. No eres el único ser del planeta
Que acaparen la conversación con una enumeración interminable de sus virtudes y sus méritos es innecesario y resulta agotador. Con lo bonito que es ir descubriéndolos poco a poco y sentirse orgullosa de cada hallazgo… La humildad es una cualidad mucho menos frecuente de lo que a la mayoría nos gustaría.

6. Escucha y participa
Por mucho que asientan con la cabeza y sonrían, sabemos en qué momentos desconectan por completo para dejar paso en su cabeza al mono de los platillos. Escuchar e intervenir con interés cuando corresponde acentúan nuestras ganas de profundizar y seguir conociendo a esa persona. Tampoco es un esfuerzo tan descabellado, ¿no?

 

Fuente: El Sextante