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¿Celebración por adelantado?

Justin Bieber y Selena Gomez fueron vistos en el LAX este sábado.

La pareja fue fotografiada en una SUV mientras se dirigían al aeropuerto de Los Ángeles, solo unos días antes del Día de San Valentín. Y aunque se desconoce el destino de Jelena, algunos creen que fueron a Nueva York.

Se cree que Selena asistirá al show de Coach en el New York Fashion Week que se realizará este martes 13 de febrero. Así que si el dúo fue visto yendo al aeropuerto, eso podría significar que fueron a NYC.

Selena Gomez, Justin Bieber

Justin y Selena van muy bien como pareja después de reunirse nuevamente a finales del año pasado.

Los dos han estado en una relación intermitente por años, pero un informante de E! News dijo en enero que «todo es muy diferente esta vez».

«Esta vez, Justin se está comportando como un caballero y mostrando cuanto se preocupa por ella», dijo la fuente. «Él es mucho más abierto sobre sus sentimientos hacia Selena, lo cual ha sido una gran señal de que ha madurado».

A principios de este mes, otra fuente le dijo a E! News que mientras la familia de Justin «ama» a Selena, él «aún tiene que probarse» ante la familia de ella, incluyendo a su madre, Mandy Teefey.

«Básicamente son emocionalmente inseparables y unidos», compartió la fuente. «Todos alrededor de ellos saben cuánto significan el uno para el otro y realmente están en un camino genial juntos».

El 1º de febrero, E! News confirmó que recientemente Selena había completado un tratamiento de dos semanas para la depresión y la ansiedad.

«Ella tuvo un año difícil, especialmente al final, y decidió que quería algo de tiempo enfocada en ella», dijo una fuente de E! News en ese momento. «Todo es sobre bienestar y su salud».

Según E! News, Justin estaba consiente de la situación y apoyó su decisión por completo.

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: E-News

Conociste a alguien especial y quieres que esté tan flechado como tú, pero al recordar que en ocasiones anteriores no te ha ido muy bien, pierdes seguridad. Talvez, has estado equivocándote siempre en lo mismo. Lee con atención y no vuelvas a hacerlo si deseas alcanzar tu objetivo: su corazón.

  1. Exageras

Intencionalmente o por nervios, eres demasiado simpática y ríes con cada uno de sus chistes, incluso cuando no te causan gracia. Puede que también te muestres excesivamente dulce, dócil o disponible. Toda actitud que esté “al límite” hace que sus alarmas suenen y que pueda pensar que eres más falsa que auténtica, y ellos valoran mucho la autenticidad.

  1. Hablas mucho

En ocasiones, por miedo a los silencios incómodos, hablas más de la cuenta cuando estás junto a esa persona que tanto quieres conquistar. Es mejor que él también tome la palabra y lo escuches para conocer lo que piensa; de este modo, fluirá una conversación equilibrada.

  1. Te quieres comprometer

Normalmente, demuestras que anhelas tener un compromiso, causando rechazo en vez de atracción. Deja que las cosas caminen sin presiones, guardándote los comentarios que te hagan quedar como si estuvieras loca por tener una relación y casarte.

  1. Usas ropa demasiado provocativa

Las citas son esa ocasión en la que se pone a prueba tu buen gusto. Si intentas conquistarlo vistiéndote, por ejemplo, con un escote muy pronunciado o un vestido muy pequeño, lo invitarás a pensar en sexo más que en ti como persona. Si lo quieres para algo más, luce prendas que te favorezcan y muestra características de tu personalidad capaces de captar su atención, como el humor o la inteligencia.

  1. Eres la “chica dura”

Las hemos visto en el cine y en programas de televisión. Quizá esta influencia mediática te ha hecho pensar que a ellos les gustan las mujeres así. ¡Cuidado! por pretender que piense que no eres presa fácil para que intente conquistarte con más deseo, podrías pasar por desagradable, egocéntrica o antipática. Si te gusta, simplemente sé tú misma.

  1. Te haces la tonta y la inocente

Si esta es tu estrategia, nada más dentro del error. Los hombres disfrutan del misterio y prefieren los retos, y eso siempre se consigue junto a mujeres inteligentes.

 

 

Fuente: Revista Mariela

Para muchas personas ser soltera o llevar mucho tiempo sin una pareja puede causar cierta incomodidad. Aclaro, no es una generalidad. Hay muchos hombres y mujeres que no están negados al amor, pero por el momento están disfrutando de esta etapa. Cuando llevas mucho tiempo soltera aprendes muchas cosas, es una etapa enriquecedora, igual que estar en pareja, cada estado civil tiene su encanto, también su parte negativa, pero de esa hablaremos después.

Disfrutas de la soledad

Conozco a muchas personas que están en una relación porque no saben estar solos, no disfrutan de ellos. Cuando estás soltera aprendes a disfrutar de ir al cine, a un museo, a comer o hacer cualquier actividad tú sola. Es sano y enriquecedor consentirte.

Te cuidas más

No sé si este punto sea exclusivo de la soltería, pero es un hecho que cuando no sales con nadie tienes más tiempo para ti, para cuidarte y consentirte, haces cosas porque te nace hacerlas. Vas al gym, meditas, disfrutas y procuras de ti.

Sanas viejas heridas

No digo que sea una regla, pero la soltería te ayuda a reflexionar sobre las relaciones pasadas, en qué puntos te equivocaste, qué hiciste mal, que cosas permitiste que te lastimaron. Evalúas mucho el pasado y reflexionas sobre las cosas que no quieres en tu vida. Tienes más claridad de la persona con la que quieres estar.

Sabes lo que quieres

No sólo en el ámbito personal, la soltería nos ayuda a pensar qué queremos en la vida. Conozco a muchas mujeres y hombres que después de estar por un largo tiempo sin pareja, han decidido emprender un gran viaje, poner su propio negocio, cambiar de residencia y hacer cambios significativos en su vida.

La gente te quiere encontrar pareja

Cuando no has tenido pareja estable por mucho tiempo, la gente cercana a ti comienza a presentarte personas que creen son buenos para ti. Te invitan a fiestas en las que se aseguran de poner en tu camino a alguien con quien harías una buena pareja.

 

Fuente: Nueva Mujer

Los helados caseros son un postre de lujo. Exquisitos y de bonita presentación, resultan de efecto seguro ante los invitados y hasta el más reacio a engordar no sabrá resistirse a un postre tan tentador y tan suavemente se deshace en la boca. Además, resultan muy fáciles de hacer y no se necesita ningún equipo especial ¿Quieres saber cómo triunfar preparando helados caseros?

Después de probar un helado casero bien hecho, los comerciales resultan muy inferiores. Existen tres tipos básicos de helado, cada uno de los cuales se hace de forma diferente. Los dos primeros son rápidos y fáciles. El helado de natillas, a base del clásico helado de vainilla, lleva un poco más de tiempo, pero no presenta ningún problema si se siguen las siguientes instrucciones paso a paso.

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Sencillísimo: de frutas

Uno de los helados más sencillos es el de frutas ¿Quién puede resistirse a un helado de fresas o al fresco aspecto de uno de limón, en un día de verano? Para permitirse el lujo, basta con hacer un puré de frutas y se le agrega un poco de nata montada. En realidas, es lo mismo que hacer una crema de frutas y ponerla a helar. La ventaja de este tipo de helado es que no quiere cocción, en caliente, o sólo muy poca.

La fruta debe hacerse puré, si se tritura la fruta en la batidora, el helado tendrá mejor consistencia. Si la fruta tiene muchas pepitas, siempre hay que colar el puré para eliminar las semillas. El azúcar glas es el que mejor liga con la fruta tamizada. La proporción básico del helado de frutas incluye partes iguales de puré de frutas y nata, aunque puede variar unpoco de una receta a otra.

El método para hacer el helado consiste en mezclar el puré de frutas con la nata, con movimientos envolventes para que esta no pierda aire. Luego, se echa la mezcla en el molde. Se cubre el recipiente y se pone en el congelador. Se deja durante 45 minutos. Cuando el helado haya formado una película semicongelada, se retira del congelador.

Se pasa a un cuenco y se bate a fondo con una cuchara de madera, para romper los cristales de hielo. Entonces se vuelve al congelador, otros 45 minutos. Se vuelve a retirar y se bate por segunda vez. De nuevo al congelador hasta que haya cuajado. Así queda listo para servir o guardar.

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Muy fácil: cremas heladas

Este tipo de helado se hace a partir de sorbetes. Al puré o zumo de frutas se le añade un almíbar muy espeso. Luego, la mezcla se congela y se bate, alternativamente. Para hacer un sorbete, se termina batiendo clara de huevo a punto de nieve firme y congelando después. Para hacer crema helada, no se añaden claras, sino que se las reemplaza por nata montada. Luego se congela el resultado.

El añadido de almíbar al puré de fruta hace que estos helados resulten más engorrosos de confeccionar y hasta pueden jugar una mala pasada durante la congelacion. Debemos hacer un almíbar, las proporciones de agua y azúcar varían de una receta a otra y dependen de la fruta que haya de emplearse. También varían las proporciones entre zumos o purés de frutas y almíbar.

Cuando la mezcla está hecha, se cubre y se pone en el congelador durante 45 minutos, hasta que se forme una película semicongelada. Se pasa a un cuenco y se bate. Se bate ligeramente la nata líquida, hasta que forme picos blancos y se incorpora al helado a medio congelar. Se vuelve a pasar al cuenco, se cubre y se devuelve al congelador. Al cabo de 45 minutos más, se vuelve a retirar y batir. Se cubre y se lleva de nuevo al congelador listo para servir o guardar.

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Más complicado: helado completo

Este es el método más pesado de hacer helado, pero, como era de esperar, también es el que proporciona mayores satisfacciones. Se preparan unas natillas clásicas de nata y huevo. Luego, hay muchas variedades de gustos para añadir. Los agregados, tales como frutas picadas o frutos secos triturados, se añaden cuando el helado está ya a medio congelar. Como alternativa, este helado se puede combinar con purés de frutas, lo que produce un resultado similar al de las cremas heladas, pero aún más fino y exquisito.

El más famoso de los helados, el de vainilla, se hace con una base de crema que contiene nata (o leche), huevos y azúcar. Cuando está frío se le incorporan los ingredientes que quieran añadírseles, los cuales pueden ser zumos de frutas, fruta hecha puré o picada, frutas secas picadas o molidas, o licores. También se añade nata líquida.

Esta crema es una forma enriquecida de lo que llamamos natillas, y se confecciona con la técnica clásica, tanto si se usa leche como nata. Se deja enfriar la crema y luego se pone a congelar. Para ello, se adapta el frigorífico a su punto más bajo, como para los demás helados, y se hiela el recipiente. Luego se ponen las natillas dentro, se cubre y se deja congelar 45 minutos o hasta que empiece a formar una ligera escarcha.

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Luego se retira y se revuelve de fuera hacia adentro, ya son los bordes lo primero que se congela. Se incorpora luego la nata líquida, y no hace falta batirla. Todos los agregados deben ponerse en este momento, cuando el helado está a medio congelar. Se vuelve entonces la mezcla al cuenco, se cubre y se pone nuevamente a congelar.

Al cabo de otro período de 45 minutos, se vuelve a sacar y se bate por segunda vez. Esto es especialmente importante si se ha usado nata líquida, ya que esta tiene mayor tendencia a dar una consistencia granulosa al helado. Se congela una vez más, hasta que cuaje, y ya queda listo para servir.

La heladera y sus secretos

Las heladeras eléctricas hacen helado con gran eficacia y, además, ahorran trabajo. Dentro de las eléctricas, que son las más cómodas, hay diferentes modelos para elegir. Su gran ventaja es que tienen una paleta que se mueve constantemente y revuelve el helado mientras se está congelando. Esto impide que se formen cristales.

También ahorra tiempo y problemas al cocinero, ya que no hay necesidad de vigilar periódicamente la mezcla ni de batirla con regularidad. Las heladeras, por lo general, sólo deben llenarse hasta los tres cuartos de su capacidad, ya que el batido dilata la mezcla. Las antiguas heladeras de mano también son efectiva, aunque hoy en día apenas se encuentran.

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Cómo servir un helado

Hay que tener la precaución de retirar el helado del congelador un poco antes de servirlo, ya que, de lo contrario, será difícil meterle la cuchara. El tiempo para que quede más blando varía según la receta de que se trate, pero los helados de consistencia blanda deben retirarse unos 15 minutos antes de servirlos. Los más duros se retiran, generalmente, al comenzar la comida, y ambos se dejan en el estante inferior del frigorífico.

Conviene calcular la cantidad de helado por comensal con generosidad. Un helado hecho a base de medio litro de nata mezclada con puré de frutas, proporcionará cuatro raciones grandes o seis más pequeñas.

Los helados pueden presentarse de manera atractiva. Los que se han confeccionado en molde semiesférico o de dibujo, simplemente pueden pasarse a un plato. Para separar el helado del molde, se invierte este sobre el plato y luego se cubre con varias servilletas empapadas en agua caliente y escurridas. Si se trata de un molde de lados rectos, se pasa una espátula por el perímetro, habiéndola entibiado primero en agua caliente.

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Si el helado se ha hecho en un cuenco, se saca con una cuchara y se sirve en copas especiales o en recipientes de cristal. Incluso sirven las copas de cava y los vasos altos. Se pueden hacer helados de colores y sabores distintos y apilarlos dentro de las copas. También pueden usarse cáscaras vacías de frutas para servirlos.

Los recipientes o copas individuales deben ponerse, a su vez, sobre otro plato, para sostener la cuchara de postre y se acompañan con barquillos, bizcochos o pastas finas, que pueden clavarse encima del helado. Para una cena con invitados, conviene poner dos en cada plato y luego ofrecer más, puestos en un plato. Las tejas o las lenguas de gato son también un acompañamiento perfecto para los helados.

 

Fuente: Directo al Paladar