Cargando
.

Lee la revista aquí

Todo el mundo sabe que es necesario cepillarse los dientes varias veces al día para prevenir las caries. ¿Pero alguna vez te has preguntado si lo haces correctamente? Está muy bien cepillarse los dientes todos los días, ¡pero debes hacerlo de la forma correcta! Aquí enumeramos 20 errores que podrías estar cometiendo cada vez que te cepillas los dientes.

En oposición a lo que tus padres podrían haberte enseñado, no debes cepillarte los dientes inmediatamente después de una comida, ¡incluso si tienes mal aliento! Se recomienda que esperes unos 30 minutos para permitir que el pH de la boca regrese a los niveles normales, ya que ciertos alimentos ácidos pueden debilitar el esmalte de los dientes.

Las apariencias podrían no ser suficientes para saber cuándo deshacerse del viejo cepillo de dientes y comprar uno nuevo. Por lo general, debes cambiar el cepillo cada tres meses. Las investigaciones han demostrado que usar un cepillo viejo puede causar más complicaciones que beneficios para tus dientes. ¡Después de tres meses, las bacterias y las partículas de comida pueden alojarse de forma permanente en las cerdas!

Muchos de nosotros pasamos por alto cepillarnos la lengua cuando nos cepillamos los dientes. Si bien la lengua no necesita tanto cepillado como los dientes, se requieren unas cepilladas de forma regular para deshacerse de las bacterias en la boca que causan mal aliento.

Se recomienda que los adultos se cepillen los dientes a diario con una pasta de dientes que contenga flúor. Se sabe que el flúor protege el esmalte de los dientes contra los ácidos responsables de causar las caries dentales.

A diferencia de los platos sucios, cepillarse los dientes más fuerte no necesariamente significa que queden más limpios. De hecho, esto incluso podría tener el efecto contrario y dañarlos. Este efecto abrasivo se reduce si te cepillas más despacio.

Un cepillo más duro no necesariamente limpia mejor que uno con cerdas más blandas. Las organizaciones dentales, en realidad, sugieren usar un cepillo de cerdas blandas. El riesgo de lastimarte las encías, por ejemplo, será menor y tú tendrás mayor flexibilidad.

Colocar una gran cantidad de pasta de dientes en el cepillo no hará que el cepillado sea más eficaz. De hecho, es solo un desperdicio. Lee el envoltorio para conocer la cantidad recomendada. Si usas demasiada pasta, obtendrás una falsa sensación de haber logrado una mejor higiene, lo que podría llevarte a pasar por alto ciertas partes de la boca.

Por las mañanas, normalmente tenemos mucha prisa como para dedicarle demasiado tiempo al cepillado de dientes. Sin embargo, una buena sesión de cepillado no requiere más de dos o tres minutos. En este tiempo, podrás deshacerte con facilidad de cualquier resto de comida en la boca y prevenir así la acumulación de sarro.

El hilo dental es una herramienta que no debes pasar por alto. De acuerdo con las organizaciones dentales, si no lo usas, estás descuidando una tercera parte de la superficie de los dientes. Al usar hilo dental todos los días, evitarás la formación de sarro.

Es importante que no restriegues los dientes como si estuvieras lavando una papa. Se recomienda que frotes suavemente desde arriba hacia abajo, con movimientos circulares.

Cuando sonreímos, solo enseñamos la parte frontal de nuestros dientes. Esto no significa, no obstante, que debamos ignorar los dientes que están más atrás cuando nos cepillamos. Para lograr un cepillado eficaz, deben tenerse en cuenta todos los dientes. De esta manera, podrías evitar futuras visitas al dentista potencialmente dolorosas

Cada boca es diferente, y el mismo cepillo no necesariamente será apropiado para todo el mundo. Puede que tu cepillo sea muy pequeño o muy grande para ti, lo que podría impedir que llegues a todos los dientes o, incluso, podría dañarlos. En tu próxima visita al dentista, pídele ayuda para escoger tu nuevo cepillo de dientes.

 

 

Fuente: MSN.com

Zac Efron cerrará 2017 con un otro gran éxito en taquilla gracias a The Greatest Showman, esto sin olvidar el éxito que Baywatch le dio este verano. Pero es importante recordar que hace 3-4 años, la vida del actor no siempre fue tan estable como lo es hoy.

En 2013 el actor reveló que había completado un programa de rehabilitación porque «tomaba demasiado». Sin dar muchos detalles respecto a ese lado oscuro que nadie jamás habría imaginado, el actor afirma que no se arrepiente de nada.

«Lo he hecho mal en el pasado, he hecho muchos cosas que cuando observo me digo, ‘Mi***a, ¿estás bromeando? ¿en qué estabas pensando?'», compartió en una entrevista para News Corp, en el marco de la promoción de The Greatest Showman por Australia, según reporta el Daily Mail.

«Es raro que lo diga porque también estoy muy feliz por haber hecho todas esas cosas. Hoy estoy aquí, frente a ustedes, para afirmar que este soy yo y estoy muy orgulloso de lo que soy», agregó.

 

 

Fuente: E!

Conociste a alguien especial y quieres que esté tan flechado como tú, pero al recordar que en ocasiones anteriores no te ha ido muy bien, pierdes seguridad. Talvez, has estado equivocándote siempre en lo mismo. Lee con atención y no vuelvas a hacerlo si deseas alcanzar tu objetivo: su corazón.

  1. Exageras

Intencionalmente o por nervios, eres demasiado simpática y ríes con cada uno de sus chistes, incluso cuando no te causan gracia. Puede que también te muestres excesivamente dulce, dócil o disponible. Toda actitud que esté “al límite” hace que sus alarmas suenen y que pueda pensar que eres más falsa que auténtica, y ellos valoran mucho la autenticidad.

  1. Hablas mucho

En ocasiones, por miedo a los silencios incómodos, hablas más de la cuenta cuando estás junto a esa persona que tanto quieres conquistar. Es mejor que él también tome la palabra y lo escuches para conocer lo que piensa; de este modo, fluirá una conversación equilibrada.

  1. Te quieres comprometer

Normalmente, demuestras que anhelas tener un compromiso, causando rechazo en vez de atracción. Deja que las cosas caminen sin presiones, guardándote los comentarios que te hagan quedar como si estuvieras loca por tener una relación y casarte.

  1. Usas ropa demasiado provocativa

Las citas son esa ocasión en la que se pone a prueba tu buen gusto. Si intentas conquistarlo vistiéndote, por ejemplo, con un escote muy pronunciado o un vestido muy pequeño, lo invitarás a pensar en sexo más que en ti como persona. Si lo quieres para algo más, luce prendas que te favorezcan y muestra características de tu personalidad capaces de captar su atención, como el humor o la inteligencia.

  1. Eres la “chica dura”

Las hemos visto en el cine y en programas de televisión. Quizá esta influencia mediática te ha hecho pensar que a ellos les gustan las mujeres así. ¡Cuidado! por pretender que piense que no eres presa fácil para que intente conquistarte con más deseo, podrías pasar por desagradable, egocéntrica o antipática. Si te gusta, simplemente sé tú misma.

  1. Te haces la tonta y la inocente

Si esta es tu estrategia, nada más dentro del error. Los hombres disfrutan del misterio y prefieren los retos, y eso siempre se consigue junto a mujeres inteligentes.

 

 

Fuente: Revista Mariela

No hay tabla de entrenamiento que no incluya unas series de flexiones y de abdominales una o varias veces por semana. Y es que estos ejercicios son muy efectivos a la hora de trabajar los pectorales y los abdominales. Sin embargo, es importante hacerlos bien para ver resultados. Pero solo eso, sino que realizarlos de forma correcta evitará que se produzcan lesiones. Muy atento, porque te contamos cuáles son los errores más comunes al hacer los ejercicios más populares del gym.

Flexiones

Colocar mal las extremidades

Es uno de los errores más comunes a la hora de hacer flexiones. Y es que no vale con apoyarse en el suelo y empezar a subir y bajar a lo loco. Antes arrancar, asegúrate de que tus manos están rectas y ponlas a la altura de los hombros. Los codos tienen que estar flexionados, pero no dejes que tus brazos hagan todo el esfuerzo: tiene que ser el pecho el que haga la mayor parte del trabajo. En cuanto a las piernas, colócalas casi juntas y completamente estiradas. Deben reposar sobre los dedos de tus pies, que estarán apoyados en el suelo.

Curvar la zona lumbar

Puede provocarte lesiones en la zona, además de hacer que tu entrenamiento no te proporcione los resultados esperados. La espalda tiene que mantenerse recta cuando hagas flexiones. ¡No dejes que se curve! Al subir y bajar, el tronco tiene que permanecer firme. Tu cadera debe seguir la línea de tu espalda. No la eleves ni la bajes más de la cuenta.

Hacer las flexiones demasiado rápido y sin llegar al suelo

Esto, además de ser trampa, hará que el ejercicio no cumpla con su misión. No intentes acabar antes de tiempo. Al hacer flexiones, debes hacer un recorrido completo hasta el suelo de manera controlada. Cuando llegues a bajo y estés a solo unos centímetros de separación, vuelve a subir para completar una repetición.

Mover cabeza y cuello

Que tu cabeza y cuello estén en movimiento durante el ejercicio puede causarte molestias. Sabemos que se te van los ojos detrás de ese compañero de gimnasio que tanto te gusta, pero mientras realizas las flexiones es mejor que mantengas la mirada fija en el suelo. De esta forma, tu cuello no sufrirá daños durante el ejercicio. Evita girarlo para mirar hacia los pies, hacia enfrente o hacia arriba y mantenlo alineado con la columna mientras subes y bajas con ayuda de tus brazos.

Abdominales

Hacerlos en el suelo sin colchoneta

Echar tu toalla en el suelo y ponerte encima de ella para hacer el ejercicio no es lo más apropiado. Es mejor que utilices una esterilla, no solo para estar más cómodo, sino también para no dañar tu espalda. Necesitarás comprar una si realizas tu entrenamiento en casa. Si por el contrario vas al gimnasio, allí encontraras material para los ejercicios en los que, como este, necesites tumbarte en el suelo. Te sentirás más a gusto y evitarás lesiones.

Pasarse haciendo repeticiones

Hacer más abdominales en un mismo entrenamiento no va a hacer que los resultados sean mejores. Al contrario, estarás sobreentrenando y solo conseguirás cansarte más de la cuenta, descuidar la técnica y no realizar el ejercicio del todo bien debido al cansancio. Recuerda que los abdominales sirven para reforzar la zona, no para quemar grasa, por lo que por muchos que hagas la barriguita seguirá ahí. Hay que quitarla a base de cardio o de sesiones de HIIT.

Ir demasiado rápido

Hacer abdominales a mayor velocidad no va a hacer que tu six-pack quede antes al descubierto. Al contrario, esto puede ser contraproducente, ya que no los trabajarás de la misma manera. El recorrido debe ser pausado tanto al subir como al bajar, de forma que los abdominales trabajen correctamente.

Forzar el cuello y despegar la espalda del suelo

Subir haciendo fuerza con la cabeza en lugar de con el tronco es uno de los principales errores que cometen muchos principiantes. Se trata de que en este ejercicio la fuerza la hagas con la zona abdominal y en ningún caso con la espalda o cuello.

Hay gente que se pone las manos tras la nuca pero, en lugar de utilizarlas como un simple apoyo para el cuello, lo que hacen es empujar, algo que no es correcto. Elevar demasiado el tronco, llegando a tocar las rodillas y despegando por completo la espalda del suelo es otro de los errores en la técnica en el que no debes caer. Es suficiente con despegar los hombros solo unos diez centímetros del suelo.

Revisa tu técnica a partir de ahora cuando te ponga con tus series de abdominales y flexiones. Ya sabes que es mejor que te tomes tu tiempo y que, aunque hagas menos repeticiones, estas sean efectivas y estén bien hechas. ¡Evita estos errores y notarás una evolución física mucho antes!

 

Fuente: Correr Y Fitness

Cada cual tiene sus técnicas de conquista. Unos apuestan por gritarte desde el andamio: “Eso es carne y no lo que echa mi madre al cocido”. Otros emiten ruidos particulares de apareamiento a tu paso, cual ciervo en época de berrea. Un tercer grupo utiliza la fórmula del “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?”, también en la original variante “¿Estudias o trabajas?”…

Seguro que a ti también te han dado ganas muchas veces de darte la vuelta y decirle: “Se ve que andas muy perdido en este terreno, te voy a dar unos consejitos”. Y es que por más que se empeñen en acusarnos de ser complicadas e inconformistas, se saltan normas básicas de aproximación, como las siguientes:

1. Higiene
Es la primera impresión que tendremos de ellos, a veces incluso antes de escuchar de su boca una sola palabra. Un perfume agradable mejora nuestra predisposición al diálogo, pero también el simple olor a jabón, a recién duchado.
Nota de interés (para ti, hombre): Aunque tú no te huelas, repetir camisa es un atentado contra quienes te rodean. El cerco oscurecido bajo tu axila o el endurecimiento del tejido por el sudor del día previo deberían servirte como pista.

2. Creídos no, gracias
Hay una edad en la que esto de que se hagan los interesantes e inaccesibles deja de resultar atractivo. Si te siguen poniendo esos chicos que pasan de ti, te tratan como a una más, tardan tres días en contestar a tus mensajes de Whatsapp y te dejan claro lo poco que te echan en falta, tal vez te falten años o un par de desengaños más.

3. A los ojos, por favor
Resulta muy difícil concentrarse en una conversación si su vista permanece clavada en algún punto de tu cuerpo diferente a la cara. Además de tener el convencimiento de que está escuchando un máximo de dos palabras de cada diez que pronuncias, es bastante difícil que su despiste le permita participar en un diálogo fluido.

4. Oculta el monotema
No hay nada más incómodo en un primer acercamiento que escuchar bromitas sexuales cada minuto y medio, muchas veces sin conexión coherente con la conversación. Con ello demuestra que tiene pocos planes más en su cabeza, que es el único tema del que le interesa hablar y que, fuera de ese objetivo, poco futuro te espera a su lado.

5. No eres el único ser del planeta
Que acaparen la conversación con una enumeración interminable de sus virtudes y sus méritos es innecesario y resulta agotador. Con lo bonito que es ir descubriéndolos poco a poco y sentirse orgullosa de cada hallazgo… La humildad es una cualidad mucho menos frecuente de lo que a la mayoría nos gustaría.

6. Escucha y participa
Por mucho que asientan con la cabeza y sonrían, sabemos en qué momentos desconectan por completo para dejar paso en su cabeza al mono de los platillos. Escuchar e intervenir con interés cuando corresponde acentúan nuestras ganas de profundizar y seguir conociendo a esa persona. Tampoco es un esfuerzo tan descabellado, ¿no?

 

Fuente: El Sextante

 

Kendall Jenner

Solo multinacionales como Pepsi se pueden permitir las tarifas de una supermodelo como Kendall Jenner. Sin embargo, aunque también podrían pagara los mejores creativos publicitarios, no estuvieron muy inspirados a la hora de escoger la temática de este anuncio. Ha creado tanta polémica por frivolizar con algo tan importante como son las protestas por los derechos civiles que ya está retirado. No llegó ni a las 24 horas. La propia Kendall borró cualquier rastro de él hasta de sus redes sociales: tiene que estar MUY arrepentida de haber aceptado este contrato, por muy lucrativo que fuera.

Kim Kardashian

Si hay un trabajo que Kim nunca olvidará fue cuando en 2014 asistió a la Ópera de Viena como invitada estrella de la organización. Todo sonaba muy exótico y glamouroso para ella hasta que una entrevista en directo terminó convertida en un esperpento con insultos racistas incluidos. Kim y Kris Jenner nunca olvidarán ese viaje, que recuerdan como una auténtica pesadilla porque absolutamente todo salió mal.

Scarlett Johansson

La actriz protagonizó un anuncio de la marca de refrescos israelí SodaStream en 2014, algo que aceleró el abandono de su cargo de embajadora de Intermon Oxfam. El motivo es que la firma tiene su sede en los territorios ocupados, y ella hasta entonces era firme defensora del pueblo palestino con lo que había un importante conflicto de intereses en su vinculación con esta marca.

Nicole Kidman

La actriz se convirtió en embajadora de la aerolínea Etihad Airlines, algo que provocó las críticas de la Asociación Americana de Azafatas por el trato discriminatorio que esta compañía daba a sus empleadas femeninas. Según reflejó el Wall Street Journal, una de sus políticas más controvertidas era que despedía a aquellas mujeres que quedaban embarazadas y las trataban con muy poco respeto a pesar del lujo que vendían de cara al exterior.

Mary-Kate y Ashley Olsen

Las hermanas Olsen participaron en 2004 en la famosa campaña que cada año se difunde en EEUU para promover el consumo de leche. Muy desafortunada porque, días después de su difusión, se reveló que Mary-Kate padecía un trastorno alimenticio.

Alicia Vikander

Aún no se ha estrenado la nueva entrega de Tomb Raider y el mundo ya se pregunta si Alicia era la mejor opción para interpretar a Lara Croft. ¿Qué hace una actriz de corte tímido e intelectual interpretando a una súper heroína? ¿Es que era el mejor paso que podía dar inmediatamente después de haber ganado un Óscar? Aún no se sabe cómo terminará pero esta película podría ser el mayor error en la carrera de Alicia.

Halle Berry

Tan arrepentida como debe estar hoy Halle Berry, cuya carrera no levantó cabeza justo después de ganar el Óscar y de no parar de encadenar papeles infumables, empezando por Catwoman.

Britney Spears

Aunque en realidad no le va nada mal (hoy) y se ha consolidado como estrella con su espectáculo fijo en Las Vegas, en su día rechazó un tema que la podía haber encumbrado de nuevo como reina del pop. Fue Umbrella, que finalmente aceptó una desconocida llamada Rihanna. El resto, es historia.

Mark Wahlberg

El actor se ha consolidado dentro del cine comercial pero tuvo una oportunidad de acercarse al Óscar que dejó pasar por una cuestión de prejuicios. Y es que Ang Lee le ofreció protagonizar Brokeback Mountain y, en la página 15 del guión, decidió declinar porque el contenido era demasiado comprometido para él.

Molly Ringwald

Puede que a los menores de 30 años ni siquiera les suene este nombre, pero en los 80 fue una de las actrices más destacadas. Ya en los 90 le ofrecieron participar en Pretty Woman para interpretar a Vivian, un papel que rechazó. El testigo lo recogió una aún desconocida Julia Roberts que se convirtió automáticamente en la novia de América. Sí, una muy mala decisión la suya.

Chris O’Donnell

¿Te imaginas a Jack, protagonista de Titanic, con otro rostro distinto al de Leonardo DiCaprio? Pues bien podría haber sido el de Chris pero el actor no lo vio claro y decidió no participar.

Gwyneth Paltrow

Muchas de las recomendaciones de salud y estilo de vida que emite Gwyneth Paltrow, bien directamente bien a través de Goop, terminan por ser erróneas. ¿Ha llegado el momento de empezar a asesorarse bien?

Jennifer Grey

Cualquier parecido con la mujer que protagonizó Dirty Dancing en 1987 es pura coincidencia. La actriz inició una vertiginosa carrera en la camilla del cirujano plástico que la alejó del cine. De hecho, poco más relevante ha vuelto a hacer después de este musical y es el símbolo del mal retoque estético. Y de cómo una carrera se puede arruinar por ello.

Katherine Heigl

Abandonó Anatomía de Grey con cajas destempladas dejando muchos enemigos entre los productores de la serie para probar suerte como reina de la comedia en el cine, algo que nunca sucedió. ¿Quizá le hubiera salido más a cuenta controlar su ego y sus ínfulas de diva para continuar en una serie que aún hoy sigue en antena con millones de seguidores? Probablemente.

Lindsay Lohan

Nadie sabe quién asesora a Lindsay Lohan desde 2004 (año en el cual participó en su último éxito, Chicas Malas) pero desde entonces todo han sido malas decisiones profesionales. Agravadas por sus entradas y salidas de rehabilitación, en las cuales ingresaba casi ‘a medida’. Nunca terminaba de curarse del todo de sus adicciones y siempre volvía a recaer, de manera que su fama de problemática terminó por lacrar su trabajo. Su mala decisión radica en no haber elegido a un manager que la guiase por el buen camino.

Fuente: glamour.es

En el gimnasio, cada entrenador recomiendan una rutina a sus alumnos, pero luego, cuando los hacen sin supervisión, a menudo cometen errores que pueden terminar en graves lesiones. Sin embargo, con un básico conocimiento de algunas cuestiones anatómicas y la corrección de las fallas más comunes, se puede aprovechar al máximo el tiempo del entrenamiento sin el riesgo provocar una lesión.

Apoyarse demasiado en la máquina

Si una persona se está apoyando demasiado en el manubrio de una bicicleta de spinning, por ejemplo, la parte inferior del cuerpo no está trabajando tan duro como debería y eso significa, según Michele Olson, profesora de fisiología del ejercicio en la Universidad de Auburn, en Alabama, menos calorías quemadas. Además, no se compromete efectivamente con los glúteos y la base.

O aún peor, esa posición podría estar dando lugar a una lesión, porque los músculos y las articulaciones en los hombros y el cuello se ven obligados a soportar mucho más peso que de costumbre.

Respirar mal

Según Beth Jordan, una personal trainer, la respiración de la mayoría de la gente es demasiado superficial, tanto en reposo como durante un entrenamiento.

Una respiración profunda reúne el oxígeno necesario para que los músculos funcionen eficientemente durante el ejercicio. Con una respiración superficial, el pecho sube y baja y, por el contrario, en la respiración profunda se mueve la panza. El momento en que se respira también es importante: la exhalación corresponde a la parte de esfuerzo del ejercicio. Esto ayuda a empujar, tirar o rotar el cuerpo. «La gente tiene una tendencia a contener la respiración en puntos extenuantes», señaló Jordan. «Esto limita la entrega de oxígeno al cerebro y puede causar mareos o un aumento de la presión arterial».

Entrenar demasiado con alta intensidad

Actividades como el HIIT (entrenamiento de intervalos de alta intensidad) eliminan una gran cantidad de calorías en un período muy corto de tiempo. Pero los extremos son peligrosos. El HIIT requiere un esfuerzo enorme que deja los músculos estresados después del ejercicio. Hacer este tipo de ejercicios casi todos los días mantendrá los músculos en un estado inestable (más susceptibles a una lesión a largo plazo). «Tus músculos se reparan y se fortalecen durante las horas posteriores al entrenamiento», explicó otro instructor. «Deberías esperar unas 48 horas antes de hacer otra actividad intensa».

Sólo trabajar los músculos que se ven en el espejo

El consejo de los expertos siempre es adaptar el ejercicio a las necesidades de cada uno pero sin descuidar músculos como los erectores, que ayudan a alargar el torso y los romboides y rotadores externos del hombro. «Es sólo una cuestión de tiempo antes de que obtengas una lesión en la espalda o en el hombro». La recomendación es hacer movimientos de «tirar» por lo menos tan a menudo como se hacen los de «empujar».

Además, es una buena idea añadir extensiones de espalda a la rutina. Sólo hay que acostarse boca-abajo, con los brazos por los lados y ligeramente fuera del suelo, con las palmas hacia arriba. Levantar en esta posición el tronco unos centímetros y girar las palmas hacia abajo. Mantenerse así por un momento, luego bajar lentamente y repetirlo en dos series de 15 repeticiones.

Hacer un sólo ejercicio aeróbico

La mayor parte del cardio que hacemos es solo hacia adelante y hacia atrás. Cuando los músculos de un lado de una articulación son fuertes y los músculos opuestos son débiles, esto puede desestabilizar la unión y provocar lesiones.

La solución es combinar entrenamientos de cardio o aeróbicos que pongan al cuerpo en diferentes planos de movimiento; Por ejemplo, correr durante 10 minutos, remo durante otros 10 minutos y luego hacer ejercicios de salto, por ejemplo. Mezclar este tipo de actividades va a producir excelentes resultados en las articulaciones.

Fuente: infobae

1. No incluir huevo en el desayuno
O cualquier otra proteína saludable. Hacer un desayuno rico en carbohidratos y sin apenas proteínas y grasas saludables hace que tengamos hambre al cabo de media hora y durante toda la mañana. Por eso, el desayuno perfecto, además de incluir carbohidratos en un 25% (como máximo) debe contener grasas saludables en forma de, por ejemplo, frutos secos o aguacate, y también proteína.

 

2. Autoengañarte con ensaladas que no son sanas (ni bajas en calorías)
La palabra ensalada siempre evoca en nuestra mente la idea de que es un plato sano, ligero, poco calórico… Pero la realidad es que no siempre lo es. Y es que bajo este concepto se pueden incluir ingredientes calóricos y poco sanos que la arruinen (nutricionalmente hablando). Por eso, evita las salsas (prueba mejor el vinagre de arroz aderezado con hierbas), los quesos grasos, la cebolla o el bacon frito y procura siempre que tu ensalada contenga una fuente de proteína para que sea un plato completo y saciante.

 

3. No masticar bien
Comer rápido, mirando el móvil y sin masticar correctamente también te puede estar haciendo engordar. Los alimentos, al estar bien triturados, ayudan al proceso digestivo, facilitando que el estómago pueda hacer el proceso en menos tiempo y de forma más agil. Y todo ello ayuda a mejorar la distensión abdominal. Aunque la clave está en masticar bien, hay nutricionistas que se atreven a cuantificar el número de veces que debemos hacerlo en cada bocado para conseguir saciarnos y tener una buena digestión.

 

4. No comer suficientes verduras y hortalizas
Puede parecer una afirmación obvia, pero no lo es. La base de nuestra alimentación deben ser verduras y hortalizas, cuando más variadas, mejor. Y eso quiere decir que, como mínimo, el 50% de lo que comemos deberían ser alimentos de este tipo. Eso significa incluir verduras y hortalizas en el desayuno, en la comida y en la cena. Y que eso significa también que puedes comer verduras y ensalada en la misma comida.

 

5. Tener miedo a las grasas
Obviamente, no nos estamos refiriendo a las grasas transgénicas presentes en alimentos ultraprocesados, sino a las grasas saludables a las que, en muchas ocasiones, tenemos cierto miedo por pensar que nos pueden hacer engordar. Sin embargo, las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento de los mecanismos que regulan nuestro peso. Y, además, nos sacian. Por eso es justo y necesario que incluyas en tu dieta frutos secos, aguacate, aceite de oliva y hasta aceitunas en cantidades moderadas.

 

6. Cenar más tarde de las 9
Otra de las claves para mantenerte en tu peso ideal es no cenar justo antes de acostarte. No hacerlo más tarde de las 9 y siempre intentado que sea una cena ligera a base de verduras y proteínas. Además lo ideal es siempre cenar tres horas antes de acostarte ya que es el tiempo que necesita nuestro cuerpo para hacer la digestión y tener buen sueño.

 

FUENTE: VOGUE.ES